Cuando el niños lo necesite, o los padres veáis comportamientos diferentes en vuestros hijos y sintáis preocupación no dudéis en consultar con vuestro pediatra previamente, y sino directamente con algún psicólogo infantil, así como con los profesionales que intervengan en el niño, desde el área de educación, al área terapéutico rehabilitador propiamente dicho, para poder averiguar si existieran problemas relacionados con la integración del miembro afecto al esquema corporal, o problemas de autoestima, más característicos de la niñez tardía y adolescencia.

Es muy importante que los cuidadores principales, no tengan “miedo” al brazo afectado y lo integren en todas las actividades de la vida diaria, al principio será con mucho respeto y precauciones casi “enfermizas” y luego se tornará en hábitos y rutinas.

El brazo existe, como existe el otro, una pierna o un ojo…..así que es nuestra labor enseñar al niño y al resto del mundo que está ahí…… y que no está enfermo, que es diferente y que estamos en el proceso de recuperación, a través de todos los tratamientos pertinentes, para que PODAMOS TOCAR LAS NUBES.

Es cierto que les toca vivir todo un proceso de terapias, y operaciones que pueden llegar a restarles tiempo de ratos de parque y ocio, pero si nosotros reforzamos positivamente estas actividades, ellos la integran con total normalidad, siempre es bueno intentar compensar después con algo que le guste al niño, por ejemplo después de la terapia un rato de parque, o la práctica de algún deporte que le motive…. Lo que se llama en psicología PRINCIPIO DE PREMACK ( o ley de la Abuelita, primero la obligación y luego la devoción)

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Para ayudar a la aceptación e integración del brazo afecto, es de vital importancia hablarle al niño de lo sucedido, a ciertas edades empiezan a preguntar. Si no os atrevéis o no sabéis como hacerlo, no dudéis en pedir ayuda, a profesionales, o incluso a las experiencias de todos los padres.  Dependiendo de la edad, con un simple: “cuando estabas naciendo, te quedaste atascado y el doctor tiró fuerte de ti y te hizo daño”, es más que suficiente. A parte de ser la verdad, es una forma más gráfica de que los niños entiendan que no es culpa del brazo que está así, o que es tonto, y ni tan siquiera que haya sido culpa de ellos mismos.

La única manera que nuestros niños tengan estrategias para “defenderse” de las posibles burlas con las que se vayan a encontrar durante esa temida etapa que es la infancia tardía y adolescencia, es que ellos mismo tengan conciencia de su brazo, aceptación e integración como parte de su cuerpo.

Llegados momentos más problemáticos como no aceptación o rechazo del miembro, por favor, contactar con los profesionales adecuados, ahí los consejos de los seres queridos, de poco valen……

Desde la asociación se escribió un libro, que cuenta la historia de cualquiera de nuestros niños, desde el nacimiento hasta una posible estabilización….

“EL DIA QUE PAU ALCANZÓ LAS NUBES”

En la web podéis encontrar también un enlace para el apoyo psicológico a las familias, del que se encarga una psicóloga de Atención Temprana, además de ser mamá de un niño con PBO y miembro de Adayo, así que cualquier duda podéis escribir un mail.

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